jueves, 20 de octubre de 2011

Extraviados

"El mundo se corrompió a los ojos de Dios y se llenó de violencia." Genesis 6, 11



Dijo San Alberto Hurtado "La inmensa amargura del alma contemporánea, su pesimismo, su soledad... las neurosis y hasta la locura, tan frecuentes en nuestro siglo, ¿no son el fruto de un mundo que ha perdido a Dios?". Que gran verdad a la luz de lo que pasa día a día. Ayer iba a mi casa en la micro, y 2 personas, en distintos lugares y por distintas circunstancias se pusieron a patear la máquina. La primera reacción de una señora que iba sentada fue "¿Que le pasa a la gente por Dios?!?!", y claramente lo que le pasa a la gente es que, en algún momento de su vida, extravió el camino. Cuando llegué a la casa y quise ver el noticiero, vi que esas patadas a la micro se multiplicaron por varios miles.
El gran problema de la sociedad actual se produjo cuando decidimos dejar a Dios de lado, porque nos incomodaba, porque ya no nos servía, y comenzamos a actuar como si fueramos dioses, administrando la vida y la muerte, y dejando nuestra felicidad en manos de una tarjeta de crédito. Lo sé perfectamente, se como se siente, se como se vive sin Dios, (y también se como se siente reencontrarlo (o mejor dicho que te reencuentre)).
Hoy esperamos que todo sea instantáneo, la felicidad, el placer, el descanso, todo lo queremos al alcance de una pastilla, de un botón, de un click. Es cosa de mirar un poco en que andamos todos los días, donde ponemos nuestros anhelos, que nos produce mayor satisfacción. También es cosa de mirar los malls llenos y las casas vacías. ¿cuando fue la última vez que te sentaste a la mesa con tu familia a compartir el pan?, ¿cuando fue la ultima vez que cosas simples y cotidianas te asombraron?, si la misma capacidad de asombro está extraviada!. Hemos hecho que todo sea individual, la vida gira en torno a un computador que te dice si el día es lindo o no, todo te lo dice twitter, las verdades y las mentiras, tenemos emails y casi no nos escribimos, apenas enviamos algunos mensajes ininteligibles y nos tapamos de publicidades engañosas. Hemos reemplazado a Dios por un par de libros de autoayuda que te dicen lo evidente, pero que no logran que seas feliz. Casi no sonreimos, caminamos por la vida cabizbajos esperando que pase algo que te saque de la rutina, la tranquilidad anhelada se basa en que tu cuenta tenga números azules. Así vivimos hoy, lejos del Padre, lejos del hogar.
A nuestra sociedad le hace falta Dios, le hace falta misericordia y caridad, amor, solidaridad y respeto. Hay falta de Dios en todas partes, desde donde nacen las desigualdades, hasta donde se reclaman, en la familia que bota alimentos que le sobraron y en la familia donde se justifica la violencia, siendo violentos entre ellos mismos. Desde donde no se inculca el respeto, hasta donde se irrespeta. Es más, donde más falta hay de Dios es en aquellos que, como fariseos, cumplen la ley al pié de la letra, aún cuando la ley perjudica a sus hermanos. Nada más miremos aquellos bancos que aplican los intereses máximos que permite la ley, o quienes, en el marco de lo legal permiten que cada vez las personas sean más esclavas de sus acreedores. Hay falta de Dios en los corazones de las personas y se nota mucho, la extrema racionalización ha mermado la fe, dejando a sin espacio a un Dios que no vas a encontrar en formulas matemáticas. Es más fácil pensar que somos fruto de una casualidad cósmica, que pensar en que fuimos creados para gloria de un ser supremo. Es más fácil lidiar con la casualidad que con Dios.
Sin Dios hay miedo, desesperanza, depresión. Con El y en El la cosa es distinta. También lo digo con conocimiento de causa.  Sin Dios nada, con Dios todo.
A nuestros días les hace falta volver a la casa del Padre, como el hijo pródigo, pero es casi imposible, se ha sembrado un odio histórico, se han perdido los valores, la insolencia y la violencia se ha transformado en un valor que se celebra, y hasta la muerte, que según algunos es parte de la "libertad", se justifica y en muchos casos se celebra.
Alberto Hurtado dijo eso hace más de medio siglo, y son palabras que siguen taladrando el alma, el mundo ha perdido a Dios, lo ha hecho a un lado, y algunos que dicen que quieren seguir con Él, lo relegan al ámbio más privado, para no
sentirse avergonzados, para que no se te juzgue por ser creyente.
Recuperemos a Dios, demosle cabida en nuestro corazón, volvamos a Él, y veremos como se soluciona todo. También lo digo de un modo empírico.