lunes, 7 de marzo de 2011

Maria

Bendita eres entre todas las mujeres!



El 8 de Diciembre se celebra en el mundo el Día Internacional de la Mujer.  Un día lleno de gritos de reivindicaciones sociales,  de recuerdo de luchas incesantes por ganar un lugar en la sociedad; voto, posicion, tabajo y situación igualitaria.  Una lucha milenaria.
Pero entre tanto ajetreo social, hoy pongo mi atención en una mujer que entregó toda su vida por entregarnos "La Vida".  Hablo de María, la Virgen.
En la historia de la anunciación, el Señor envió a su mensajero, Gabriel, a dar una noticia, el Salvador venía a nosotros, sin embargo, su venida, de una u otra forma, estaba sujeta a la respuesta de una humilde mujer de Belen, muy joven (los historiadores calculan entre 15 y 18 años), y de un modo eficaz, preparada por Dios para llevar a cabo esta gran tarea.  Maria, sin dudar, se entrega a la voluntad divina y corriendo el riesgo de ser severamente castigada por embarazarse fuera del matrimonio (estamos hablando de una época y lugar con fuertes tradiciones y leyes muy estrictas), responde - "Hágase en mi según tu palabra".
Al ser madre de Jesús, Maria es tambien nuestra Madre, y nos hermana con Jesús.
En su condición de Madre, cuidó durante treinta años al Salvador, hasta que comenzó su vida pública, y aun despues, no lo abandonó.  Atesoró en su corazón todas sus palabras (Lu 2,51), intercedió por nosotros ante Él, como en las Bodas de Caná,  sufrió con su pasión y muerte, y cuando todos le abandonaron, sus seguidores y amigos más cercanos, ella se mantuvo al pie de la Cruz.
Fue el centro del primer Cristianismo, y celosamente, el Señor la guardó en cuerpo y alma, como gran recompensa por haber sido la Madre de Jesus.
Es Jesus mismo quien nos la entrega como nuestra Madre - Hijo, ahi tienes a tu Madre.
María, desde siempre, ha intercedido por nosotros, desde siempre ha mirado con bondad a los hombres, llamandolos a la conversión, ayudandolos en cada tarea propuesta y poniendo a Jesús nuevamente como el centro de sus vidas.
María es el mejor ejemplo de mujer, de trabajo y maternidad, de humildad y servicio, pero también de sabiduria y, de algún modo, de liderazgo (los discipulos se reunían en torno a ella luego de la muerte de Jesús).  Ella no abandonó su misión, incluso cuando a vista de muchos, esta había terminado.
Hoy quiero mirar a esa mujer, y en ella a todas las mujeres.

http://ec.aciprensa.com/v/virgenmaria.htm#III5

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